El cómic educativo “la Rebelión del Homo amans” es una apuesta divertida para reflexionar en serio sobre la crisis global y civilizatoria: ¿Evolucionamos o involucionamos? Nos preguntamos mientras las demás especies dudan que el Homo sapiens en realidad sepa vivir, cuidar su mundo y naturaleza.
Del Homo sapiens que no sabe cuidar los ríos que le dan de beber y la tierra que es su hogar al Homo amans que se decide a restaurar amorosamente la belleza perdida.
Mientras el planeta agoniza y su civilización se extravía sin alma, ni espíritu, y frente a la soberbia del Homo sapiens, en un corto poema surge la rebeldía del Homo amans, cientos que se levantan para pregonar y regalar amor, esperanza y belleza por todos los caminos.
Recuperar la relación hecha sabiduría y armonía con la Madre Tierra, de las culturas montañeras y anfibias, no requiere de toneladas de información, enciclopedias, ni dinero, requiere sobre todo una relación directa, experiencial, una inmersión en el bosque, en la finca campesina, las montañas y las aguas en el crisol mágico de la diversidad natural y cultural.
Los derechos de los ríos nacen en las montañas, y más allá de un documento legal, hace falta recuperar la relación sagrada con la Madre Tierra, expresada en los altos cerros, los bosques, los nacimientos de agua, los ríos, las especies silvestres y los fenómenos naturales. Una relación asombrada por la magia, el misterio, la belleza de las nubes, los vientos y los bosques nublados fabricando ríos a modo de ciclos hidrológicos.
Las culturas milenarias y ancestrales que tuvieron una relación íntima, de extrema reverencia y respeto por la naturaleza y sus milagros, no escribieron leyes, no decretaron el derecho de una montaña, de un río, de una especie silvestre a la vida, a su integridad y belleza, pues estaban fundidos en un mismo espíritu, en la esencia misma de cada lugar, de cada selva, de cada comunidad. Es una relación hecha de cantos, poemas y plegarias que imitan el susurro del viento, el ritmo de las aguas, las melodías de los pájaros.
Actualmente hay que basarnos en los derechos, pero sin duda debemos y podemos ir más allá, al fondo, al espíritu de los mismos, a la relación armónica, amorosa, real, con los lugares en la plenitud de su vida y su belleza.
Nos anuncia las Naciones Unidas que salimos de la era del calentamiento global y entremos a la era de la ebullición global, que no es otra cosa que decirnos que los Gobiernos, tecnócratas, conglomerados empresariales y expertos tienen resultados frustrantes en respuesta frente a la crisis, lo que nos demuestra además que estamos en manos de instituciones sin alma y sin espíritu.
No es otra cosa que decir además que a esta humanidad nada la conmueve y la hace salir de su letargo. Sin duda invertirán en muchas más campañas mediáticas de siembra un árbol, recoge basuras y camina un poco más. Las escuelas tendrán una hora más de ecología, pero la situación no cambiará, la emergencia climática se agrava. Todo empeora.
En un momento tan crucial y al borde del peor escenario, todo debe cambiar, nuestras relaciones como humanos y con la naturaleza. Es hora de decirle al Homo sapiens que su reinado de soberbia y ambición se acabó y que comience la era del Homo amans, en armonía con todas las especies y ecosistemas, la era de restaurar, colaborar, sensibles con la belleza y la naturaleza como razón y sentido de vida.
En la Cumbre de los Pueblos, alterna al Encuentro Mundial del Medio Ambiente Estocolmo+50 en 2022, ante la frustrante intervención de los políticos, propusimos: “solo queda que el mundo esté en manos de la sociedad civil movilizada” como única esperanza, que se traduce en una invitación para sumarnos planetariamente en la rebelión del Homo amans, restaurando amorosamente la magia e integridad natural perdidas, algo que muchos cientos de miles de personas ya están haciendo actualmente alrededor del mundo, tal vez como una de las pocas salidas posibles para frenar la absurda extinción de la belleza y de la vida que le ha dado sentido a nuestra presencia en este hermoso planeta azul. Disfruta y comparte este divertido y comprometido cómic…