ENCUENTRO NACIONAL CUENCA DEL RÍO CAUCA

Medellín – Antioquia. Agosto 4,5 y 6 de 2023

 

Del Homo sapiens al Homo amans: una propuesta frente a la emergencia planetaria

César A. Franco Laverde[1]

A modo de introducción: Culturas y saber empático

 

Hace poco más de 100 años, en la región de Bolombolo por estas mismas tierras de Antioquia, en su poética relación con el río Cauca, uno de los ilustres hijos de Medellín escribió:

 

Oh Cauca, oh Cauca Río!

Yo río

-Yo, Río_

de mi pequeña inmensidad ante la enorme pequeñez, Naturaleza,

Naturaleza, de tu símbolo!

                                    Naturaleza…, oh Tú:

¡sólo, sólo eres grande, sólo, cuando en aleaciones

tus vastas masas fundes con las irradiaciones,

con las irradiaciones diminutas

de los cerebros y de los corazones!

León de Greiff

 

Hasta el más grande río comienza siendo un encuentro de pequeñas gotas, desde ahí el poeta nos ha dejado un mensaje de fundirlas con las “irradiaciones diminutas” de nuestros pensamientos y sentimientos. Coincide en este poema León de Greiif con los campesinos momposinos que nos enseñaron que el conocimiento anfibio es sentipensante, generador de un saber empático que al actuar aprende y al aprender actúa.

Culturas anfibias que recrean los ritmos del clima, el carácter de la sementera, la fecundidad del rocío y el movimiento impredecible de los peces, a través de la cadencia de sus danzas y música tradicional campesina, de las formas en sus artesanías, el realismo mágico de sus relatos, para de esta manera aprender a resistir una naturaleza que se impone y unos gobiernos que los olvidan. Esta sabiduría de los pueblos de aguas poderosas como los ríos Sinú, Bravunco o río Cauca fue retomada por Orlando Fals Borda: “Cuando somos capaces de pensar sintiendo y sentir pensando[2]”.

Cuando se sube aguas arriba de los numerosos ríos tributarios, llegamos a las montañas andinas donde se vive al ritmo del canto de los gallos en la madrugada, el café mañanero, el susurro de los arroyos que bajan raudos a encontrarse con otros y donde el paisaje es una estampa de la cultura montañera, campesina e indígena. De nuevo la música, el baile, la celebración, la comida cosechada en la sementera, donde no solo se saluda con fraternidad a los vecinos sino también a los pájaros, los cerros, las nubes, el sol que aparece. Donde nacen las aguas, nace con entusiasmo el día, para asumir el reto de aprender a vivir con los dones que la naturaleza nos ofrece.

Recuperar esta relación hecha sabiduría y armonía con la Madre Tierra, de las culturas montañeras y anfibias, no requiere de más libros, cartillas y enciclopedias, requiere sobre todo una relación directa, experiencial, una inmersión en el bosque, en la finca campesina, las montañas y las aguas en el crisol mágico de la diversidad natural y cultural.

Los derechos de los ríos nacen en las montañas – educación y pensamiento holístico

Vengo de donde los ríos son apenas simples gotas que se juntan con el rocío, en cada hoja, en cada árbol, convirtiéndose poco a poco en torrentes cristalinas que se suman y que sin darnos cuenta lentamente se van convirtiendo en cloacas.

 

Los derechos de los ríos nacen en las montañas, y más allá de un documento legal, hace falta recuperar la relación sagrada con la Madre Tierra, expresada en los altos cerros, los bosques, los nacimientos de agua, los ríos, las especies silvestres y los fenómenos naturales. Una relación asombrada por la magia, el misterio, la belleza de las nubes, los vientos y los bosques nublados fabricando ríos a modo de ciclos hidrológicos.

Las culturas milenarias y ancestrales que tuvieron una relación íntima, de extrema reverencia y respeto por la naturaleza y sus milagros, no escribieron leyes, no decretaron el derecho de una montaña, de un río, de una especie silvestre a la vida, a su integridad y belleza, pues estaban fundidos en un mismo espíritu, en la esencia misma de cada lugar, de cada selva, de cada comunidad. Es una relación hecha de cantos, poemas y plegarias que imitan el susurro del viento, el ritmo de las aguas, las melodías de los pájaros.

Actualmente hay que basarnos en los derechos, pero sin duda debemos y podemos ir más allá, al fondo, al espíritu de los mismos, a la relación armónica, amorosa, real, con los lugares en la plenitud de su vida y su belleza.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en su párrafo 33, se centra en los efectos que la gestión sostenible de los recursos naturales tiene en el desarrollo social y económico y, por lo tanto, en la importancia de la preservación y la utilización sostenible de los océanos y los mares, los recursos de agua dulce y los bosques, las montañas y las zonas áridas, así como de la protección de la diversidad biológica, los ecosistemas, la flora y fauna silvestres como compromisos globales.

Pedagogía para la biodiversidad – Pensamiento Pacífico[3]

La educación no debe olvidarse del contexto cultural, que mantiene su memoria y el sentido de comunidad a través de la tradición oral, que no separa el aprendizaje de las actividades diarias.

Con la irrupción de la modernidad, los agentes educativos tradicionales de la comunidad: la mujer, los mayores, las autoridades tradicionales y los líderes comunitarios, entre otros, han perdido en gran medida el reconocimiento y el liderazgo en los procesos educativos en la comunidad, siendo sustituidos en su papel por nuevos agentes de introducción relativamente reciente, como la escuela formal y posteriormente los medios de comunicación, que pudiendo ser agentes de desarrollo propio, han entrado a tener un papel preponderante en los procesos de fragmentación cultural.

Los procesos educativos comunitarios y la institución de educación formal son divergentes, es decir, no confluyen en un proyecto integral de desarrollo comunitario. La educación no puede quedar en manos solamente de funcionarios y empleados pagados como especialistas por áreas, para los cuales la relación y visión holística con el territorio y comunidades no es esencial.

La educación formal se convierte también en un factor de aculturación y de violencia simbólica, ya que a través de ella se imponen determinados criterios de ciencia, progreso e historia. Y se promueven valores que no corresponden a las culturas negras, indígenas, campesinas y locales de las regiones. Esto trae como consecuencia el desconocimiento del Ser Cultural en consonancia con la cuenca y el territorio. En su Diario del Alto San Juan y del Atrato, el poeta Eduardo Cote Lamus relata: “es imposible hablarte de los ríos porque no se pueden describir, hay que vivirlos”, lo cual aplicaría para cualquier sitio y experiencia de aprendizaje.

La extraordinaria diversidad natural y cultural de nuestro país y en especial del pacífico colombiano se convierte en nuestro mayor patrimonio y riqueza y abre un amplio potencial para recuperar
saberes tradicionales y actuales para la vida, la sustentabilidad y la gobernanza territorial en las cuencas del Pacífico, pobladas de música y bailes acompasados por la virtud musical de los ríos y de los árboles con el retumbar de sus troncos o la sonoridad de sus ramas al viento.

La rebelión del Homo amans: el todo por el todo para salvar la vida en el planeta

Nos anuncia las Naciones Unidas que salimos de la era del calentamiento global y entremos a la era de la ebullición global, que no es otra cosa que decirnos que los Gobiernos, tecnócratas, conglomerados empresariales y expertos tienen resultados frustrantes en respuesta frente a la crisis, lo que nos demuestra además que estamos en manos de instituciones sin alma y sin espíritu.

 

No es otra cosa que decir además que a esta humanidad nada la conmueve y la hace salir de su letargo. Sin duda invertirán en muchas más campañas mediáticas de siembra un árbol, recoge basuras y camina un poco más. Las escuelas tendrán una hora más de ecología, pero la situación no cambiará, la emergencia climática se agrava. Todo empeora.

En un momento tan crucial y al borde del peor escenario, todo debe cambiar, nuestras relaciones como humanos y con la naturaleza. Es hora de decirle al Homo sapiens que su reinado de soberbia y ambición se acabó y que comience la era del Homo amans[4], en armonía con todas las especies y ecosistemas, la era de restaurar, colaborar, sensibles con la belleza y la naturaleza como razón y sentido de vida.

En la Cumbre de los Pueblos alterna al Encuentro Mundial del Medio Ambiente Estocolmo+50 en 2022, ante la frustrante intervención de los políticos, propuse: “solo queda que el mundo esté en manos de la sociedad civil movilizada” como única esperanza e hice una invitación para sumarnos planetariamente en la rebelión del Homo amans, restaurando amorosamente la magia e integridad natural perdidas, algo que muchos cientos de miles de personas ya están haciendo actualmente alrededor del mundo, tal vez como una de las pocas salidas posibles para frenar la absurda extinción de la belleza y de la vida que le ha dado sentido a nuestra presencia en este hermoso planeta azul.

A modo de reflexión final:

·       La educación formal y no formal, en las aulas, en las calles, en los paisajes y con las comunidades, como propuesta para entender y transformar este estado de cosas, proponiendo una relación distinta con la vida misma, restaurando los sabios ciclos naturales y del planeta en su conjunto, ya no desde la soberbia del poder basada en política, información y recursos, sino desde la generosidad del amor: fraternal, comunal, universal.

·       Por otro lado, urge propiciar una manera de vivir más sensible, responsable y solidaria, con una ciencia que en lugar de orientarse al mercantilismo y crear artículos para el consumo desmedido y la acumulación, se decida por construir un mundo más sustentable atendiendo el desafío de la emergencia climática.

·       Las culturas anfibias y montañeras de los ríos, el mar, los Andes, que hacen del ritmo y el fluir de las aguas la materia prima para su música y sus danzas, nos han enseñado lo que le falta a nuestro sistema educativo y social: sensibilidad, sentido práctico, empatía con cada lugar y sus comunidades.

·       La vida como eje en el Plan Nacional de Desarrollo, el ordenamiento del territorio alrededor del agua, los sistemas agroalimentarios y el desarrollo sustentable, que nos permita “producir conservando y conservar produciendo” es una buena oportunidad no solo desde la gobernanza territorial y el desarrollo rural sino también para buscar un modelo educativo pertinente al contexto local y planetario como base para una mayor equidad social.

 

Para terminar, apelo de nuevo a la poesía, para recuperar el espíritu, el alma de una civilización extraviada de su destino, apelo al lenguaje sensible, para entender que el sentido de la vida es darlo todo por la belleza que queda, por percibirla en cada lugar y en cada rostro, para reparar, cuidar, restaurar, amar, como actos de rebeldía, en una vida austera, frugal, pero a la vez plena:

 

Mi sangre ya es un río,

cuando se junta

en alegres caravanas

por las montañas,

por la Tierra,

por la vida.

 

Laverde Montaña[5]

 


[1] https://laverde.art/sobre-mi/

[2]https://www.google.com/search?client=opera&q=sentipensante&sourceid=opera&ie=UTF-8&oe=UTF-8#fpstate=ive&vld=cid:24280ac4,vid:ObBk5lxYSok  

[3] Proyecto Biopacífico – Tomo I, pag. 126. Bogotá. 1998

[4] https://laverde.art/2023/01/30/la-rebelion-del-homo-amans/

[5] https://laverde.art/2023/01/30/por-la-belleza-que-nos-queda/